
Con el nuevo bono en pesos y suscripto en dólares, Economía testea a inversores del exterior
En un ensayo cuyos resultados serán seguidos con atención, el gobierno emitirá un bono a cinco años de duración con una característica especial: está dirigido a residentes en el exterior y si bien es en pesos, los interesados deberán adquirirlo en dólares.
Para hacer más atractiva la oferta, la Secretaría de Finanzas agregó una perla: al cumplirse los dos años, los inversores tendrán una opción de venta al Banco Central, que acreditará en efectivo el capital depositado más el interés devengado a ese momento. El “put” (así se lo llama en la jerga) previsto para 2027 permitirá una salida anticipada, sin tener que exponerse a los avatares de una elección presidencial de octubre de ese año ni a potenciales cambios de política económica.
La licitación del BONTE 2030 se realizará este miércoles y la emisión prevé un monto máximo de U$S 1.000 millones. Los intereses serán semestrales y se abonarán de acuerdo a una tasa fija que surgirá del precio de la subasta.
Más allá de las garantías de rescate ofrecidas tanto por el Tesoro como por el Banco Central, que ofician de emisor y garante, respectivamente, la propuesta parece audaz, aun con la promesa de un “carry trade” cuya fecha de finalización es incierta. En ella se adivina el sello del ministro Luis Caputo, acostumbrado a emitir bonos tan increíbles como aquel Centenario que lanzó durante sus años de funcionario del macrismo: el título ofrecía pagos de intereses perpetuos hasta 2117.

Foto: Agencia Noticias Argentinas
¿Por qué querría un fondo extranjero traer dólares a la Argentina? La respuesta la da Federico Machado, integrante del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional, en un posteo en sus redes sociales. “Para un inversor internacional, la operación equivale a traer dólares a Argentina, venderlos en el mercado libre de cambio (MLC) y con esos pesos suscribir a un Bono del Tesoro en pesos. La emisión del BONTE 2030 le permite al inversor evitar la venta de esos dólares. Imaginemos un fondo extranjero que quiere suscribir U$S 300 millones, por ejemplo. Si quiere venderlos, generaría una gran caída en el precio de la divisa, recibiendo menos pesos por dólar. Así, suscribir directamente al BONTE 2030 le permite evitar pasar por el MLC. A su vez, al Tesoro le permite hacerse de dólares, que necesita para pagar los vencimientos de julio, sin tener que comprar en el MLC, lo que empujaría el precio hacia arriba”.
Políticamente, la apuesta del gobierno es mucho mayor a la de ahorrarse unos pesos en la compra de dólares: busca testear al mercado internacional (ya que la oferta está dirigida exclusivamente a no residentes) a ver si acepta una nueva emisión de bonos hacia fin de año o principios del próximo.
Como ya se explicó en este sitio, ese tipo de financiamiento es una de las principales apuestas del equipo económico para sortear el “paredón” de vencimientos del año que viene. Según la sociedad de bolsa Aurum Valores, en 2026 las obligaciones en moneda extranjera suman más U$S 12.300 millones de capital y U$S 7.000 millones de intereses, entre los pagos a organismos internacionales (FMI incluido), bonos a privados y los Bopreales emitidos por el Banco Central.
“Este bono hace que ingresen dólares”, dijo en una reunión con la prensa el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien desde ese rol es el responsable formal de esa emisión. El funcionario blanqueó otro propósito, adelantado por Tiempo en su edición impresa del domingo 25 de mayo: que la toma de deudas servirá para satisfacer el objetivo de acumulación de reservas prometido al Fondo Monetario Internacional. “Somos muy conscientes de la meta que tenemos que cumplir. La meta de reservas en un número en el tiempo. La única fuente no es solo la compra (de divisas en el mercado oficial). Tenemos otras fuentes de financiamiento», señaló Quirno.