
Laurita Fernández preocupa a todo Canal Nueve con su decisión ESPECTÁCULO El Intransigente
La separación entre Laurita Fernández y Claudio «Peluca» Brusca, productor de televisión, se mantuvo durante semanas en un bajo perfil. Sin embargo, con el paso del tiempo comenzaron a salir a la luz detalles que muestran que la ruptura fue mucho más dolorosa de lo que parecía a simple vista.
Aunque públicamente la presentadora de Canal Nueve intentó mostrarse fuerte y enfocada en sus proyectos profesionales, allegados a la conductora aseguran que la separación fue “mucho más dura de lo que mostró en cámara”. De hecho, quienes la conocen íntimamente sostienen que la figura de Brusca se convirtió en un tema prohibido. “No quiere ni que se lo nombren. Hoy es una especie de mala palabra para ella”, contaron desde su entorno.
Durante su relación, Laurita Fernández y Claudio compartieron tiempo dentro y fuera del set, e incluso él fue productor de algunos de sus ciclos más importantes. La conexión parecía sólida, pero algo se quebró en la intimidad de la pareja que llevó a una ruptura definitiva.
Aunque ninguno de los dos habló abiertamente sobre los motivos de la separación, se sabe que hubo diferencias personales y emocionales que pesaron más que cualquier intento de reconciliación. Ella, por ahora, evita el tema y prefiere enfocarse en sus nuevos desafíos laborales y personales.
Laurita Fernández se encuentra actualmente al frente de programas exitosos y mantiene un perfil profesional en redes sociales, donde evita dar señales de su vida privada. En cada aparición pública se muestra sonriente y centrada, aunque algunos allegados sostienen que está transitando un proceso de sanación emocional.
Mientras tanto, Brusca también guarda silencio y se alejó de los medios, lo que refuerza la idea de que la relación no terminó en buenos términos. Por ahora, Laurita elige el camino del silencio, el trabajo y la reconstrucción personal, en un momento en el que claramente está priorizándose a sí misma por sobre todo. La historia con Brusca ya quedó atrás, y por decisión propia, bien lejos del presente.
